marchitos la vida, el
perfume y el color
marchitos el tallo, las
hojas y la flor
me deshojo, me desprendo y
caigo al suelo
me destierro y me
transplanto lo más lejos
perpleja su persona me
contempla escapar
incrédulos ojos rechazan la
tragedia que la tiene como protagonista
resignada y sin aliento, reprochándose
por haber creído
así emerge una vieja mentira:
que son todos iguales, que ninguno es distinto
y yo me voy regando de
lágrimas el camino tras de mi
me voy dejando un rastro de
lágrimas de bronca y de pena
con el rostro enlutado,
reseco y estéril
sobre él nadie podrá volver
a plantar una sonrisa
quisiera pedir perdón por
habernos hecho daño
quisiera cambiar el presente
y borrar el pasado
las promesas de amor fueron
abono de una esperanza
que el tiempo hizo crecer y
que el tiempo hizo cesar
pedir perdón, volver atrás, ¿serviría?
escarbar la tierra en
búsqueda de una semilla
de un tesoro escondido, de
una raíz perdida
¿con qué objeto, con qué
razón?
si no se puede germinar el
olvido y no se puede cultivar el perdón
dejaré que giren los soles y
las nubes sobre mi cabeza
dejaré que el tiempo haga de
mi un alumno ejemplar
dejaré de pensar en que sólo
merece mi pena
dejaré de forzar el curso natural de estas vidas.
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